.Taxonomía.
Las fresas y los fresones pertenecen a la familia
Rosaceae y al género
Fragaria.
.Descripción botánica.
La planta de fresón es de tipo herbáceo y perenne. El sistema
radicular es fasciculado, se compone de raíces y raicillas. Las primeras
presentan cambium vascular y suberoso, mientras que las segundas
carecen de éste, son de color más claro y tienen un periodo de vida
corto, de algunos días o semanas, en tanto que las raíces son perennes.
Las raicillas sufren un proceso de renovación fisiológico, aunque
influenciado por factores ambientales, patógenos de suelo, etc., que
rompen el equilibrio. La profundidad del sistema radicular es muy
variable, dependiendo entre otros factores, del tipo de suelo y la
presencia de patógenos en el mismo. En condiciones óptimas pueden
alcanzar los 2-3 m, aunque lo normal es que no sobrepasen los 40 cm,
encontrándose la mayor parte (90%) en los primeros 25 cm.
El tallo está constituido por un eje corto de forma cónica llamado
“corona”, en el que se observan numerosas escamas foliares.
Las hojas aparecen en roseta y se insertan en la corona. Son
largamente pecioladas y provistas de dos estípulas rojizas. Su limbo
está dividido en tres foliolos pediculados, de bordes aserrados, tienen
un gran número de estomas (300-400/mm2), por lo que pueden perder gran
cantidad de agua por transpiración.
Las inflorescencias se pueden desarrollar a partir de una yema
terminal de la corona, o de yemas axilares de las hojas. La ramificación
de la inflorescencia puede ser basal o distal. En el primer caso
aparecen varias flores de porte similar, mientras que en el segundo hay
una flor terminal o primaria y otras secundarias de menor tamaño. La
flor tiene 5-6 pétalos, de 20 a 35 estambres y varios cientos de
pistilos sobre un receptáculo carnoso. Cada óvulo fecundado da lugar a
un fruto de tipo aquenio. El desarrollo de los aquenios, distribuidos
por la superficie del receptáculo carnoso, estimula el crecimiento y la
coloración de éste, dando lugar al “fruto” del fresón.
3.3.Cultivares de fresón.
Desde un punto de vista agronómico; los cultivares de fresón se
pueden clasificar en tres grupos: reflorecientes o de día largo, no
reflorecientes o de día corto, y remontantes o de día neutro. La
floración en los dos primeros casos se induce por un determinado
fotoperiodo, mientras que este factor no interviene en el tercero. En
cualquier caso, no sólo influye el fotoperiodo, sino las temperaturas u
horas de frío que soporta la planta.
.Variedades
Se conocen en el mundo más de 1.000 variedades de fresón, fruto de la gran capacidad de hibridación que presenta la especie.
En la provincia de Huelva la variedad californiana
Camarosa
ha desplazado totalmente a las europeas, ocupando un 98 % de la
superficie dedicada a la fresa, y todo ello gracias a su mayor
productividad, precocidad, calidad y adaptación a las condiciones
agroclimáticas onubenses. Ésta es una variedad de día corto, originada
en lla Universidad de California, que requiere de licencia para su
multiplicación y los productores tienen que pagar un Royalty. Presenta
un fruto grande, muy precoz, de color rojo brillante externamente ,
interior muy coloreado y de buen sabor y firmeza. Se recomienda una
densidad de plantación de 5 plantas/m2.
El 2 % restante, se reparte entre las variedades de día corto
Tudla, Oso Grande, Cartuno y
Carisma.
Tudla se caracteriza por su buena aptitud para el
transporte, así como su resistencia a la clorosis férrica, por lo que
resulta muy útil en las pequeñas áreas de la zona oeste en las que se
presentan problemas locales de aguas salinas. La planta es vigorosa, de
follaje erecto, producción precoz, frutos grandes, aromáticos,
alargados, de color rojo intenso, tanto externa como internamente. Su
productividad es elevada y se adapta bien tanto a la plantación con
planta fresca en zonas cálidas, como a la plantación con planta
frigoconservada en zonas de invierno frío.
Oso Grande: variedad californiana, cuyo
inconveniente es la tendencia del fruto al rajado. No obstante presenta
buena resistencia al transporte y es apto para el mercado en fresco. De
color rojo anaranjado, forma de cuña achatada, con tendencia a aparecer
bilobulado, calibre grueso y buen sabor. La planta es vigorosa y de
follaje oscuro. En zonas cálidas bajo protección de plástico, se
recomienda trasplantar con plantas producidas en viveros de altitud
durante octubre para la producción a finales de invierno. En zonas de
invierno frío, el trasplante se realiza durante el verano para la
producción en el año siguiente a principios de primavera. Se aconseja
una densidad de plantación de 6-7 plantas/m2, colocadas en caballones
cubiertos de plástico, con riego localizado y líneas pareadas.
Cartuno: fruto de forma cónica perfecta, con calibre
uniforme, color rojo brillante, sabor azucarado, ligeramente más precoz
que Oso Grande, con curva de producción homogénea durante toda la
campaña. Bien adaptada a plantaciones de otoño y de verano. Resistente a
la clorosis férrica. La planta es vigorosa, de follaje importante, con
flores destacadas del mismo.
Carisma: variedad muy vigorosa y rústica, capaz de
adaptarse a todo tipo de suelos y climas, precoz y muy productiva. El
fruto es es de forma cónica, a veces acostillada, de gran tamaño y color
rojo suave. Se recomienda para plantación en otoño como planta fresca y
en verano como planta frigoconservada.
.Fisiología del desarrollo.
Etapas para una variedad no refloreciente, como son las habitualmente cultivadas en Huelva.
*
Verano: período con influencia de días largos y temperaturas
elevadas, la planta crece y se multiplica vegetativamente por emisión
de estolones.
*
Otoño: con incidencia de días cortos y temperaturas
descendentes, se da una paralización progresiva del crecimiento, con
acumulación de reservas en las raíces. Comienza la iniciación floral y
la latencia de la planta.
*
Invierno: período de días cortos y bajas temperaturas en el
que se produce una paralización del crecimiento, hasta que la planta
acumula el frío necesario y sale de la latencia.
*
Primavera: con la elevación de las temperaturas y el
alargamiento progresivo de los días, aparece una reanudación de la
actividad vegetativa, floración y fructificación, aumentando con la
longitud del día.
En latitudes como las de Huelva, este comportamiento, este
comportamiento varía notablemente debido a la suavidad de las
temperaturas invernales. Este hecho permite una actividad vegetativa
casi ininterrumpida a lo largo de todo el año. Los factores limitantes
del crecimiento resultan ser entonces el fotoperiodo y las altas
temperaturas estivales.
No obstante, el fresón necesita acumular una serie de horas frío,
con temperaturas por debajo de 7 ºC, para dar una vegetación iy
fructificación abundante. Este requerimiento en horas frío, muy variable
según los cultivares, no suele satisfacerse totalmente en las
condiciones climáticas onubenses. Ello obliga a desarrollar las plantas
en latitudes altas, de forma que una vez acumulada la cantidad de frío
necesaria para cada cultivar, dichas plantas son trasladadas al litoral
onubense para fructificar y producir.
Es muy importante determinar el frío requerido por cada variedad,
debido a que insuficiente cantidad del mismo origina un desarrollo débil
de las plantas, que dan frutos blandos y de vida comercial reducida. Un
exceso de frío acumulado, por otra parte, da lugar a producciones más
bajas, un gran crecimiento vegetativo y la aparición de estolones
prematuros.
.Exigencias agroclimáticas.
.Clima.
La fresa es un cultivo que se adapta muy bien a muchos tipos de
climas. Su parte vegetativa es altamente resistente a heladas, llegando a
soportar temperaturas de hasta –20 ºC, aunque los órganos florales
quedan destruidos con valores algo inferiores a 0 ºC. Al mismo tiempo
son capaces de sobrevivir a temperaturas estivales de 55 ºC. Los valores
óptimos para una fructificación adecuada se sitúan en torno a los 15-20
ºC de media anual.
Temperaturas por debajo de 12 ºC durante el cuajado dan lugar a frutos
deformados por frío, en tanto que un tiempo muy caluroso puede originar
una maduración y coloración del fruto muy rápida, lo cual le impide
adquirir un tamaño adecuado para su comercialización.
La pluviometría mínima requerida en secano se sitúa en torno a los 600
mm, en regadío es necesario aportar en nuestras latitudes del orden de
2000 mm durante el ciclo del cultivo otoñal.
.Suelo.
La influencia del suelo, su estructura física y contenido químico
es una de las bases para el desarrollo del fresón. Éste prefiere suelos
equilibrados, ricos en materia orgánica, aireados, bien drenados, pero
con cierta capacidad de retención de agua.
El equilibrio químico de los elementos nutritivos se considera más
favorable que una riqueza elevada de los mismos. Niveles bajos de
patógenos son igualmente indispensables para el cultivo.
La granulometría óptima de un suelo para el cultivo del fresón aproximadamente es :
- 50% de arena silícea
- 20% de arcilla
- 15% de calizas
- 5% de materia orgánica
En definitiva, un suelo catalogado como arenoso o franco-arenoso y
homogeneamente profundo se acercaría al ideal para nuestro cultivo.
En cuanto a las características físico-químicas que debe reunir el suelo de un fresal se tiene:
pH: la fresa soporta bien valores entre 6 y 7. Situándose el óptimo en torno a 6,5 e incluso menor.
Materia orgánica: serían deseables niveles del 2 al 3%
C/N: 10 se considera un valor adecuado para la relación
carbono/nitrógeno, con ello se asegura una buena evolución de la materia
orgánica aplicada al suelo.
Sales totales: hemos de evitar suelos salinos, con concentraciones de
sales que originen Conductividad Eléctrica en extracto saturado
superiores a 1mmhos.cm puede empezar a registrarse disminución en la
producción de fruta.
Caliza activa: el fresón es muy sensible a la presencia de caliza
activa, sobre todo a niveles superiores al 5%. Valores superiores
provocan el bloqueo del Hierre y la clorosis consecuente.
.Agua de riego.
La fresa es un cultivo muy exigente tanto en las cantidades de
agua, muy repartidas y suficientes a lo largo del cultivo, como en la
calidad que presente ésta. El cultivo se resiente, disminuyendo su
rendimiento, con concentraciones de sales en el agua superiores a 0,8
mmhos.cm.
PRÁCTICAS CULTURALES
Desinfección de suelos.
Desde el punto de vista biológico, el suelo puede presentar
peligrosidad para el cultivo por la presencia de hongos patógenos,
nematodos parásitos, ácaros, insectos y malas hierbas. Es por ello que
se hace necesaria la técnica de desinfección del suelo antes de la
plantación del fresal, ésta consiste en la aplicación directa al suelo
de un agente biocida de naturaleza física o química, con el que se
eliminan total o parcialmente los agentes negativos antes mencionados.
Hoy en día, son muchos los productos que existen en el mercado con
características biocidas que son empleados en muy diversos cultivos. En
Huelva, no obstante, se suelen utilizar únicamente dos tipos de
tratamientos, el de Bromuro de Metilo y el de Metham Sodio.
Solarización.
Consiste en cubrir la superficie a desinfectar, una vez mullido y
regado el terreno hasta su capacidad de campo, durante 30 días o más en
la estación de máximas temperaturas.
La solarización provoca una reducción de la población de hongos del
suelo y de la incidencia de las enfermedades que provocan, asimismo,
actúa sobre insectos que habitan las capas altas del suelo.
Entre los hongos patógenos controlados por esta técnica se tiene:
Verticillium sp, Fusarium sp, Rhizoctonia solani, Pythium ultimun, Pyrenochaeta lycopersici y Phytophthora cinnamomi. No obstante, las poblaciones de
Pythium se ven menos castigadas que con la fumigación con bromuro de metilo.
Otra posibilidad es la combinación de la solarización con algún
fumigante como el Metham Sodio. En experiencias llevadas a cabo con este
sistema se han logrado resultados muy alentadores. Así, se consiguió un
mejor control de
Verticillium dahliae, con respecto al tratamiento con solarización simple.
Riego.
En un año de climatología normal, esto es, con pluviometría del
orden de 500 ó 600 mm y en suelos francos, se estima que son necesarios
aplicar unos 350 mm desde Noviembre hasta Junio, repartidos en un
centenar de riegos.
El uso de goteros quedó desde el principio relegado por las cintas
perforadas o de exudación. Estas, a pesar de su menor duración, permiten
controlar mejor los riegos, distribuyen el agua más uniformemente a lo
largo de la línea, creando un bulbo húmedo más continuo, al tiempo que
resultan más económicas que los goteros.
Cobertura del suelo o acolchado.
Consiste en extender sobre el suelo un material plástico,
generalmente polietileno, de forma que la planta va alojada en oquedades
realizadas sobre dichas láminas.
La impermeabilidad del material evita la evaporación del agua del
suelo lo que le convierte en un buen regulador hídrico y economizador de
agua.
El sistema contribuye a incrementar la precocidad de la cosecha y la
temperatura media de la zona donde se sitúan las raíces de la planta.
En caso de tratarse de plásticos negros, como son los habitualmente
usados en Huelva, el acolchado evita el desarrollo de malas hierbas por
la barrera que suponen a la radiación luminosa, pero su influencia sobre
la precocidad y rendimiento es escasa.
Cobertura del aire. Túnel y Macrotúnel.
Para conseguir la precocidad buscada, se tiene un sistema de
protección complementario al acolchado que viene a ejercer las funciones
de invernadero.
Se pueden distinguir en Huelva dos tipos de forzados diferentes. Por
un lado los túneles o microtúneles, los cuales cubren un solo caballón,
constan de una estructura formada por arquillos de 6-8 mm de diámetro,
en hierro galvanizado, y de unos 2 m de longitud.
La otra estructura es el macrotúnel, que llega a cubrir de 7 a 9
caballones de fresón, los arcos son ahora de 6 a 7 m de longitud y casi 3
de altura. Ofrece un espacio de trabajo cómodo y una mejor protección.